LA VERDAD DE JUANMA LILLO

Dicen que es mejor caer en gracia que ser gracioso, y eso es lo que ha pasado toda la vida (futbolística) con Juanma Lillo, entrenador de verbo fácil que siempre ha parecido estar más cómodo en las ruedas de prensa y estudios de radio que en los banquillos de fútbol. A los resultados deportivos me remito.

El caso es que con motivo de su última dimisión (ya ha dejado de entrenar al Terrassa, de la Segunda División española de fútbol), me he topado por fin con un artículo que habla claramente, con estadísticas en la mano, sobre cuál ha sido el rendimiento deportivo de este entrenador. Rendimiento que, afortunadamente para él, siempre ha sido solapado por su capacidad para explicar las adversidades que casualmente sufren todos sus equipos.

Miguel Gutiérrez, autor del artículo, comenta entre otras cosas:

"...La reputación de Lillo en determinados círculos es un expediente X. Su mayor éxito, por no decir el único, consistió en ascender al Salamanca a primera división en la temporada 94/95. Pese a ello, su pose intelectual, su verbo rebuscado y, especialmente, su amistad con Jorge Valdano, le han granjeado una fama de entrenador exquisito que no se corresponde en absoluto con su historial, plagado de fracasos y ceses. Sin rastro de “espectáculo”..."


El nuevo blog de Weblogs SL, Notas de fútbol, promete.

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